viernes, 19 de agosto de 2011

Pensamiento Crítico: bebiendo de los Clásicos


Revisaremos los diversos autores y sus conceptualizaciones con el objetivo de dibujar un recorrido teórico que muestre las diferentes relaciones entre los diversos pensamientos que tratamos a continuación.

Acudiremos a los textos referidos para apoyar nuestra exposición que nos llevará a ver la propuesta de racionalidad comunicativa desde una visión crítica que hará hincapié en la escasa carga material de la propuesta de Habermars. Propuesta que desde la óptica del poder no potencia el elemento práctico en la acción política. Recuperaremos aquí aportes sobre la dialéctica reforma-revolución.

Pero para ello deberemos ver que elementos en común y que diferencias tiene con sus orígenes teóricos, desde el elemento crítico de Kant hasta el de la escuela de Frankfurt, pasando por la dialéctica Hegeliana, el materialismo de Feuerbach y el de Marx.

Podremos esbozar un caudal conceptual que nos lleve desde la razón ilustrada a la comunicativa pasando por la práctica y emancipadora. Paradigmas de racionalidad diferentes y compendios teóricos que dialogan entre si y que forman parte de la base filosófica del pensamiento crítico actual. Pensamiento que, desde ese pasado, debe afrontar un presente donde el postmodernismo ya se nombra por doquier y donde los principios materiales de la política comienzan a mostrarse destruidos por los valores ideales de la propuesta liberal que el capitalismo de Occidente ha hecho imperar por el globo.

Para comprender el colchón epistemológico del pensamiento crítico postmoderno que la escuela de Frankfurt nos ha proporcionado podemos remontarnos a su nexo con el pensamiento marxista que categorizaba el análisis social bajo la división del trabajo y conceptualizaba en torno a la alienación o la lucha de clases. Estos elementos aún vivos que ya encontramos en Marx forman parte de la principal herencia que el alemán nos ha dejado; el énfasis en el análisis de las condiciones materiales de la existencia, el materialismo histórico.

Este énfasis está detrás del análisis que ve como existe un esfuerzo de las clases dominantes en perpetuar las bases del sistema mediante la ideologización necesaria para que el mismo mantenga la división del trabajo y la propiedad de los medios de producción. Así es como la industria cultural aliena al trabajador.

La propuesta de racionalidad crítica de Frankurt se mantiene viva en la actualidad como paradigma análitico y parece que dialoga y se relaciona con otro paradigma, más normativo que analítico, en el que ya entraremos más adelante, la racionalidad comunicativa.

Ahora viraremos hacia el pasado para contextualizar el pensamiento marxista de manera que comprendamos mejor su aporte al pensamiento crítico actual y podamos renovar su lectura con los aportes que la ciencia social y política actual está produciendo. Sobre todo con el resurgir de la economía social frente a la crisis del neoliberalismo y con las propuestas que el socialismo del siglo XXI va introduciendo en la democracia material y en el lenguaje legitimador del sistema.

Marx bebió de una corriente de pensamiento, la occidental. Así como leemos su crítica dura al idealismo alemán con su fundamentalismo materialista podemos encontrar idéntica lógica dialéctica en ambos autores, Marx y Hegel.

Así como este materialismo es compartido con Feuerbach, Marx no duda en atacar su espíritu contemplativo, proponiendo la praxis emancipadora como desembocadura del análisis científico de las condiciones de vida material.

El elemento revolucionario del pensamiento Marxista se diluye en Frankfurt y parece que se recicla si hacemos una lectura radical del modelo de participación política que propone Habermars. ¿La revolución del lenguaje?

Después del recorrido nos queda preguntarnos qué puede juega en análisis del poder al debate. Podemos desarrollar la ortodoxa visión crítica del capitalismo bajo las categorizaciones económicas propias del marxismo pero si queremos mantenernos en esta ortodoxia nos veremos obligados a proponer una praxis social revolucionaria, aquí quizás es donde la propuesta comunicativa rompe con la raíz marxista del pensamiento crítico.

La lucha comunicativa y el modelo democrático deliberativo sin duda que mueven poderes y conlleva cambios en las condiciones materiales de vida, incluso Marx ve en el lenguaje un elemento esencial de la acción política del hombre, pero no rompe con la base del capitalismo, la propiedad privada y la división del trabajo. Puede ser un camino, pero la realidad global exige una justicia social que está muy lejos de presentar niveles cercanos a la dignidad. Si bien, el profesor deja constancia del contenido emancipador que tiene el modelo de Habermars .

Quizás el modelo comunicativo haya diluido mucho la praxis marxista, a no ser que el lenguaje sea un medio para realizar la revolución. Sea como fuere, se deja constancia de la necesidad de articular ambas lógicas de lucha , relación que el mismo profesor reconoce a la hora de situar a la ciencia social crítica en su lugar .

Desde el pensamiento político se puede aportar respondiendo acerca del actual mayor aglutinador de poder: el estado. Este poder se muestra durísimo cuando el monopolio de la fuerza persigue intereses individuales y no comunitarios. Represión Chilena del último mes, guerrillas enquistadas en países donde el narcotráfico se ha introducido en el estado o el brutal feudalismo mantenido en algunas regiones de África.

Podemos pensar y repensar el constitucionalismo, revivir el poder constituyente necesario para poner en práctica lo que el análisis crítico denuncia, la existencia de condiciones de explotación que impiden la vida digna. Hay propuestas con un alto tono comunitarista revitalizando el socialismo y los valores alternativos a los impuestos por el capital. La lucha por el poder debe ser parte del pensamiento crítico y sin duda que los discursos legitimadores basados en bienes de la comunidad parecen estar aflorando como bases ideológicas de la nuevas victorias políticas de la izquierda. La defensa del agua, el petróleo o la naturaleza, así como el acceso a tierras cultivadas u ocupadas se presentan como el lado material de las luchas emprendidas por América Latina en nombre del SUMAK KAWSAY, PACHA MAMA, COMUNIDADES ORIGINARIAS. El lado ideal de la política.

Podemos pensar y repensar el estado, para que deje de ser la máscara vacía que el neoliberalismo ha ido diseñando para garantizar el status quo interclase y comience a presentar estructuras más democráticas, con espacios de participación real en la decisión política, con presencia y contenido político en sus acciones y sobre todo, un estado incluyente, donde las condiciones reales de existencia y las políticas sociales necesarias para la dignidad sean el horizonte.

Horizonte donde el crecimiento económico o el equilibrio presupuestario evoquen al sonido de un látigo en la espalda de un cantero egipcio.
























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