domingo, 30 de enero de 2011

América Latina: Integración a varias velocidades




Tomamos como premisa la necesidad de la conformación de una entidad supranacional que rompa con la fragmentación propia del sistema latinoamericano en las relaciones internacionales.

En el actual contexto Latinoamericano podemos concebir desde el principio que los países que protagonizan los procesos de la nueva izquierda mantienen y han mantenido una postura favorable a la integración regional, ya sea desde un enfoque meramente mercantil como en el caso del Mercosur, o bien desde una óptica más complementaria y menos uniforme como la Alianza Bolivariana de las Américas. Ya sea desde el mercado común o ya sea desde la unión ideológica, las izquierdas suramericanas no han dejado de mostrar su voluntad de formar un bloque regional que les permita insertarse en la comunidad internacional con un peso mayor.

Por el otro lado, los estados más reaccionarios y vinculados a la derecha como Chile, Colombia o México, al margen de participar en estos procesos anteriores de alguna forma han tenido como principal variable a la hora de articular su política exterior los mandatos de Estados Unidos y las relaciones bilaterales mediante los Tratados de Libre Comercio presididos por el neoliberalismo que tanto daño ha hecho a la región.

Negando desde ya, tal y como lo hicieron los estados Latinoamericanos al rechazar el ALCA, la posibilidad de que las relaciones internacionales estén en manos privadas, es desde el estado y desde las políticas públicas desde donde podemos articular procesos que beneficien a la izquierda en la región. Nos centraremos en dos líneas que se piensa pueden traer caminos productivos para los intereses de los que desde el estado pretenden garantizar la justicia social.

El primer punto que rescatamos es la necesidad de cierto grado de institucionalidad si se pretende que el proceso de integración tenga un carácter sostenible y con un grado de impacto que realmente consiga cambios en la realidad regional. En este sentido el mayor grado de institucionalidad que en la región se ha conseguido ha venido de la mano del Mercosur. Proceso liderado por el binomio Brasil-Argentina que en la búsqueda de un mercad interno común ha conseguido ciertos avances que llegan incluso a obtener una sentido identitario reconocido en los pasaportes de los ciudadanos de la unión. Al margen de ver a Mercosur como una unión que ha garantizado la hegemonía de las empresas brasileñas en la zona podemos ver en el proceso, que en la actualidad se encuentra más que paralizado, un par de elementos que nos interesa rescatar para pensar posibilidades de integración mayor.

En el campo de la reforma ya más que pensada del Mercosur encontramos una especial reflexión sobre el papel de las políticas sectoriales en el proceso integrador que presenta dos elementos vitales. En primer lugar el trabajo en políticas regionales sectoriales es más fácil que centrarse en el desarrollo de una institucionalidad global operativa, además el contenido de dichas políticas pueden tener resultados integradores a medio plazo que hagan entender a los estados que mediante la cooperación y las políticas comunes o complementarias obtienen más beneficios que mediante la competencia propia de los mercados comunes, más cuando se compite contra capitales internacionales con lo que apenas puedes girar la cabeza para otro lado para que el cruce de las miradas no te haga mucho daño. Así las políticas regionales sectoriales pueden incidir directamente en la justicia social a la vez que van construyendo cierta institucionalidad que puede en un futuro desembocar en modelos basados en la confianza mutua que permitan presentarse a la comunidad internacional como un bloque. Desde abajo hacia arriba.

Otro elemento que nos lleva a mirar hacia la correlación de fuerzas geopolíticas en la región nos hace centrar la atención en las posturas comunes, desde la izquierda, frente al neoliberalismo y las relaciones internacionales excluyentes que condenan a la región a la exportación de materia prima y alimento y a la desigualdad social extrema.

Ideológicamente la lucha principal contra el imperio la está librando el ALBA, que con su propuesta Bolivariana y su petróleo esta plantando cara de frente a la prepotencia clásica del modelo estadounidense de relaciones internacionales en la región. En materia económica, Brasil lidera el Mercosur desde sus inicios y en la última etapa del gobierno de Lula se centro en el lanzamiento de la Unasur, proceso con proyección de la historia de la región que desde su fundación en 2008 contó con la mayoría de los países del subcontinente.

Estas dos líneas necesarias para la izquierda integradora, la búsqueda de políticas regionales que busquen la justicia social y la necesidad de actuar como bloque unido frente al imperio en la comunidad internacional, la UNASUR está llamada a convertirse en el espacio integrador protagonista donde se debe echar la lucha. En primer lugar, porque allí es donde el Mercosur puede encontrar su contexto para seguir expandiendo su territorio con la el grado de institucionalidad que le caracteriza, que aunque no sea muy grande y necesite ser reforma no deja de ser el espacio de integración más institucionalizado de la región. En segundo lugar porque sus integrantes representan a casi todo el subcontinente y se presenta como el espacio donde incluso la oposición ideológica pueda desembocar en un proceso dialéctico donde se puedan llegar a acuerdos sobre ciertas políticas sectoriales.

Lo que sí está claro si se quiere caminar por el camino de la integración es que debe pasar de un modelo intergubernamental a otro supranacional donde las políticas públicas resultantes puedan adquirir sostenibilidad estratégica. En esta óptica y vistos los diversos procesos integradores que han venido sucediéndose en la región podemos ver que tenemos una unión económica liderada por Brasil con cierto grado de institucionalización que puede y debe mejorar en su contenido y su continente. Tenemos una incipiente unión política que nació con una propuesta de política de seguridad y defensa común a la que solo se opuso abiertamente Colombia (que no pudo imaginarse su territorios sin soldaditos yankees) donde tanto encontramos a las diversas tendencias ideológicas en un mismo espacio de negociación y con voluntad expresada de construir autonomía regional. La moneda común está en el horizonte y la política exterior común en la agenda.

Quizás no sea el ejemplo más deseado pero no podemos dejar de decir que hasta que la Unión Europea nació como tal el proceso de integración corría de la mano de la unión económica, monetaria y de defensa. Los por menores sobre los modos de tomar decisiones en conjunto quizás tengan su mayor importancia tan solo a la hora de marcar el ritmo del proceso y para eso podamos ir trabajando a “varias velocidades”.



viernes, 28 de enero de 2011

Revolución Ciudadana: La magia de los recién casados



Hace un par de semanas Correa hizo pública su intención de implementar una consulta popular con el objetivo de modificar el sistema judicial. El presidente de la república plantea de esta manera la posibilidad incluso de una modificación al texto constitucional, por lo que la propuesta está siendo estudiada por la Corte Constitucional. Ante esta nueva iniciativa del ejecutivo no han tardado en aparecer las voces disidentes de la oposición y de algunas fuerzas no tan lejanas a la revolución ciudadana que alegan un golpe muy duro contra la institucionalidad instaurada con la Constitución de Monte Christi. Lo que interesa resaltar aquí es la firmeza con la que Correa está cumpliendo su palabra de radicalizar la revolución ciudadana tras el fallido golpe de estado que tuvo lugar el año pasado. La medida permitiría reformar el cuerpo de jueces, entre otras cuestiones, con una rapidez mayor que la que surge del proceso estipulado en la actual constitución. Voces de Constitucionalistas como Julio César Trujillo ya han avisado sobre la posibilidad de que se viole la decisión que la asamblea constituyente tomó.

La actualidad del proceso revolucionario Ecuatoriano nos lleva a pensar tanto en las reformas que el gobierno del buen vivir está llevando a cabo en el estado, pero también en la figura de Rafael Correa y el tipo de liderazgo que tiene para la ciudadanía ecuatoriana, que al final es la que decidirá el devenir de la república. Otro punto vital a resaltar en el proceso político de Ecuador es la cosmovisión o el colchón ideológico que tiene detrás.

Comencemos por este último punto. El Sumak Kawsay o Buen Vivir planteado como norte ideológico de la revolución ciudadana presenta todo un nuevo modelo civilizatorio que sintetiza René Ramírez. El proceso político de la nueva izquierda ecuatoriana conlleva un nuevo paradigma que se ha pensado desde la globalidad, de manera que las medidas de reforma no se agotan con cambios institucionales (como la reforma del cuerpo de jueces) o con el diseño e implementación de políticas públicas que mejoren las condiciones sociales. El Buen Vivir conlleva un cambio cultural con consecuencias reales en las decisiones que afectan a la sociedad, no se queda en mero recurso retórico, es lenguaje creador de realidad, la mejor prueba es la prohibición de extraer petróleo en una reserva natural que se encuentra en la amazonia ecuatoriana donde viven indígenas con la garantía que su armonía con la naturaleza no va a romperse. El bienestar futuro no está en función a nuestro sufrimiento actual “Necesitamos el futuro no como justificación permanente de que mañana estaremos mejor y por eso debemos aceptar sin más el presente que nos toca: hay que pensar el futuro pero al mismo tiempo darle dignidad al propio presente…Debemos renunciar a cualquier planteo de desarrollo que no contemple ambas dimensiones temporales” De esta manera rompe la revolución ciudadana con la visión lineal del progreso ilimitado que daba alas al neoliberalismo económico.

De esta visión se van derramando las diversas reformas que se han ido implementando desde la llegada al gobierno del presidente Rafael Correa. Si la visión futura debe materializarse desde ya en el presente, las políticas que se van diseñando deben responder a esas necesidades o injusticias que imposibilitan el buen vivir. El camino hacía ese republicanismo clásico que la constitución del 2008 plantea, en el fondo, debe ir lográndose poco a poco y como comenta René, el socialismo de mercado es el camino, eso sí, redistribuyendo los medios de producción, volviendo más progresivo el sistema tributario y controlando al mercado mientras que garantizamos el reconocimiento a los diversos sentimientos nacionales o identitarios que nuestra sociedad tiene. Muchos puntos para un gobierno que ha nacido del pueblo, y uno a uno parece que se van logrando.

El elemento vital en este camino es la famosa refundación del estado, única garantía posible de distribución de justicia social y económica. La última intención mostrada por el presidente parece responder a la necesidad de renovar uno de los últimos resquicios de ese corporativismo que ha dominado todo el sistema político ecuatoriano durante el siglo XX, tal y como afirman Rafael Quintero y Erika Sylvia. El fondo de la propuesta de referéndum de Correa no se pone en tela de juicio, veremos que dice la Corte Constitucional acerca de la forma.

El propio Ricardo Patiño muestra la importancia de volver a enarbolar lo público como espacio privilegiado donde el estado debe jugar un papel decisor serio. “Hemos recuperado el rol del estado como la organización y la dirección de toda la sociedad. Los gremios ahora son consultados, pero no deciden. Durante la aplicación del neoliberalismo normalmente eran los intereses particulares, los grupos corporativos los que prevalecían, no era el estado el que decidía.” En términos políticos podemos decir que la actividad pública vuelve a estar regida por la virtud cívica, republicanismo en estado puro. Para concluir este punto podemos afirmar que las políticas públicas implementadas desde el gobierno revolucionario han tenido como principal objetivo desarticular las mediaciones oligárquicas e imperialistas del estado. El estado vuelve a ser de la ciudadanía y deja de ser de las corporaciones y los intereses particulares.

Cómo último punto a rescatar del proceso Ecuatoriano interesa mostrar la importancia de un liderazgo fuerte que permita aglutinar a las voluntades de la mayoría ciudadana en torno a un proyecto verdaderamente revolucionario y de izquierdas. Un hecho significativo del tipo de liderazgo que Correa presenta sucedió cuando, siendo ministro de finanzas, intento implementar una política soberanista respecto a los hidrocarburos y la explotación multinacional que el Ecuador estaba sufriendo. Cuando su presidente le bajó línea cediendo a las presiones de la oligarquía nacional no dudó en dimitir en su cargo sin apenas haberlo ostentado 5 meses. A partir de ahí la labor acumulativa fue atender al movimiento social que fue quién llegó a impulsar una candidatura electoral que acabo convenciendo tanto por la radicalidad y claridad de su discurso como por el agotamiento del sistema de partidos que apenas motivaba a unos ciudadanos adormecidos por la exclusión innata al neoliberalismo. Estrategia simple que ha resultado muy efectiva.

Desde el comienzo, las voces opositoras inciden en la opinión pública del Ecuador, lo que no deja de indicar que la democracia está viva. La revolución ciudadana ha triunfado y, salvando incluso la violencia del imperio, se ha mantenido bien bella gracias a la base popular del movimiento. Un proceso joven que disfruta de la vitalidad propia de los recién casados.

“Hasta hace poco en el Ecuador, llevar adelante nuestra revolución era imposible. Era un sueño que no se podía realizar; pero la fuerza de todo un pueblo rompió con los paradigmas, rompió con los imposibles; soñamos en grande y estamos realizando los cambios profundos, rápidos y en paz” Rafael Correa


lunes, 17 de enero de 2011

Venezuela: Fantasmas de carne y hueso?



El Viernes 17 de Diciembre el presidente de Venezuela recurrió a la promulgación de una nueva ley habilitante que fue aprobada por la asamblea nacional sin apenas oposición. La justificación política de esta nueva medida que permite al ejecutivo gobernar a golpe de decreto ha sido la urgencia necesaria por atender a los afectados por las fuertes lluvias que el país sufrió.

La nueva medida adoptada arroja a la realidad política del país un nuevo escenario que desde el análisis de la izquierda no podemos eludir. Los poderes que la ley habilitante otorga al gobierno bolivariano se extenderán por 18 meses y presenta varios puntos focalizados para llevar a cabo reformas. Al margen de las medidas de atención a los afectados, la ley habilitante recoge otros 8 puntos de reforma que pueden tener grandes repercusiones en el modelo estatal que Venezuela desarrolle. Así, el ejecutivo se reserva la capacidad de legislar sin la aprobación necesaria de la Asamblea Nacional en materias como el modelo económico, el territorial y el social, entre otros.

Lo primero que llama la atención es que ante una medida coyuntural como es la atención a los afectados por una época de lluvias se presente como respuesta una propuesta que permite reformas estructurales. Cuestión que podría ser positiva siempre y cuando, la estructura resultante no dependiera de la actual visión revolucionaria del gobierno. Más curioso es que esta ley habilitante sea aprobada a tan solo 20 días de la reestructuración del parlamento, donde la fuerza opositora ganaría algo más de representación.

No se trata aquí de deslegitimar, ni la nueva ley habilitante, que en pasadas activaciones tuvo como resultado mejoras sociales para la ciudadanía venezolana, ni al actual gobierno. Se trata más bien, de retomar dos grandes puntos de crítica que, desde los textos que el profesor Monedero nos ha brindado, debemos tener en cuenta a la hora de analizar la actualidad de la izquierda Venezolana.

La primera evidencia que podemos ver en Venezuela tras las legislaturas de la nueva revolución Bolivariana ha sido la gran polarización política que esta nueva medida tomada no hace más que acentuar. Si bien, las mejoras sociales que el gobierno de Chávez ha conseguido han sumado fuerzas populares a la causa, es verdad que continuar con la exclusión de las fuerzas opositoras del debate político no trae sino retrocesos en la calidad de la democracia y posibles brechas para la sucesión del liderazgo del actual presidente.

Las lecturas de Monedero ya ponen el acento en un fantasma que parece comienza a materializarse. El liderazgo paternalista que el presidente Hugo Chávez ha mantenido durante todos sus mandatos ha sido analizado tanto a nivel interno del partido como a nivel externo como una posibilidad de amenaza al futuro de la revolución Bolivariana. La promulgación de esta ley habilitante pone de manifiesto que la presidencia de la república no escucha con la atención que se merece lo que los analistas van mostrando. Cuando todo depende de una persona, ¿Qué ocurre cuando la persona no está? Quizás nos sirva a la hora de abrir puertas a la creatividad ver que los procesos políticos en función de las instituciones y no de las personas.

La participación política es vital en cualquier democracia y el análisis general de la izquierda en Latinoamérica plantea que la localización de esta participación abre espacios de poder que permiten alcanzar mayores cuotas de empoderamiento de la ciudadanía. Tras años de gobierno del Presidente Chávez podemos decir que la ciudadanía se ha volcado con la revolución pero su participación ha tenido más que ver son la reforma del sistema productivo que con la reforma del sistema político.

Otro punto que conviene analizar con detenimiento y crítica es la mejora de las condiciones sociales que el país ha logrado con el gobierno de Chávez. Venezuela ha pasado de un IDH de 0,69 en 1998 a 0,84 en 2008. El desempleo, con las dificultades de la medición, ha pasado del 14,6 en 1998 al 7,8 en 2008, la superficie agrícola ha pasado de 1.605.327 de hectáreas en 1998 a 2.139.734 en 2008 . Sin duda que el gobierno se ha esforzado en mejorar la justicia social y las condiciones de vida de sus ciudadanos y, en cierta medida lo está logrando. Aún así cabe preguntarnos cómo, pues de esta respuesta saldrán algunas dudas acerca de la sostenibilidad del proceso.

El modelo de las misiones ha resultado el catalizador que ha motivado la participación popular en la revolución social que el país ha sufrido. Misiones que han venido a mejorar las condiciones de vida de la gente llevando la educación o la sanidad a lugares donde antes el estado no llegaba. Ahora bien, en las lecturas del módulo se pone de manifiesto otro fantasma que las misiones han venido a ahuyentar. La ineficiencia de una administración pública que se ha acomodado en un lugar que ha llevado al gobierno bolivariano a buscar educadores y sanitarios fuera del País. Aquí entra la cooperación Sur-Sur basada en la complementariedad y no en la competitividad, siendo claros, Venezuela le da petróleo a Cuba y este le manda recursos humanos. El éxito de las misiones no se pone en duda, pero preguntémonos. ¿Son las misiones políticas sociales? Desde un enfoque de políticas públicas, podemos afirmar que si, dentro de este paradigma de reinvención estatal que Latinoamérica está liderando, ahora bien, la sanidad y la educación de Venezuela no depende directamente del estado Venezolano, más bien depende de Cuba y de la cantidad de petróleo que esta reciba. Para los románticos, del proceso Bolivariano que el comandante Fidel comenzara hace décadas.

Surgen cuatro grandes dilemas que considero Venezuela debe plantearse desde la izquierda para hacer sostenible el modelo político que viene presentando. En primer lugar, debe enriquecer el clima político y reconocer la diversidad de fuerzas políticas que alberga en su seno. En segundo lugar debe restar fuerza a la figura del líder Chávez en pro de nuevas figuras que garanticen el relevo político del que no olvidemos es un militar. En tercer lugar debe esforzarse por convertir esas misiones en políticas estatales que se sufraguen con presupuesto proveniente de los impuestos internos y por último, debe intentar huir del modelo mono exportador de petróleo.

Cuando hay voces nombrando fantasmas y el brujo no pone orden, al final puede suceder que los fantasmas bajen al plano material.