viernes, 28 de enero de 2011

Revolución Ciudadana: La magia de los recién casados



Hace un par de semanas Correa hizo pública su intención de implementar una consulta popular con el objetivo de modificar el sistema judicial. El presidente de la república plantea de esta manera la posibilidad incluso de una modificación al texto constitucional, por lo que la propuesta está siendo estudiada por la Corte Constitucional. Ante esta nueva iniciativa del ejecutivo no han tardado en aparecer las voces disidentes de la oposición y de algunas fuerzas no tan lejanas a la revolución ciudadana que alegan un golpe muy duro contra la institucionalidad instaurada con la Constitución de Monte Christi. Lo que interesa resaltar aquí es la firmeza con la que Correa está cumpliendo su palabra de radicalizar la revolución ciudadana tras el fallido golpe de estado que tuvo lugar el año pasado. La medida permitiría reformar el cuerpo de jueces, entre otras cuestiones, con una rapidez mayor que la que surge del proceso estipulado en la actual constitución. Voces de Constitucionalistas como Julio César Trujillo ya han avisado sobre la posibilidad de que se viole la decisión que la asamblea constituyente tomó.

La actualidad del proceso revolucionario Ecuatoriano nos lleva a pensar tanto en las reformas que el gobierno del buen vivir está llevando a cabo en el estado, pero también en la figura de Rafael Correa y el tipo de liderazgo que tiene para la ciudadanía ecuatoriana, que al final es la que decidirá el devenir de la república. Otro punto vital a resaltar en el proceso político de Ecuador es la cosmovisión o el colchón ideológico que tiene detrás.

Comencemos por este último punto. El Sumak Kawsay o Buen Vivir planteado como norte ideológico de la revolución ciudadana presenta todo un nuevo modelo civilizatorio que sintetiza René Ramírez. El proceso político de la nueva izquierda ecuatoriana conlleva un nuevo paradigma que se ha pensado desde la globalidad, de manera que las medidas de reforma no se agotan con cambios institucionales (como la reforma del cuerpo de jueces) o con el diseño e implementación de políticas públicas que mejoren las condiciones sociales. El Buen Vivir conlleva un cambio cultural con consecuencias reales en las decisiones que afectan a la sociedad, no se queda en mero recurso retórico, es lenguaje creador de realidad, la mejor prueba es la prohibición de extraer petróleo en una reserva natural que se encuentra en la amazonia ecuatoriana donde viven indígenas con la garantía que su armonía con la naturaleza no va a romperse. El bienestar futuro no está en función a nuestro sufrimiento actual “Necesitamos el futuro no como justificación permanente de que mañana estaremos mejor y por eso debemos aceptar sin más el presente que nos toca: hay que pensar el futuro pero al mismo tiempo darle dignidad al propio presente…Debemos renunciar a cualquier planteo de desarrollo que no contemple ambas dimensiones temporales” De esta manera rompe la revolución ciudadana con la visión lineal del progreso ilimitado que daba alas al neoliberalismo económico.

De esta visión se van derramando las diversas reformas que se han ido implementando desde la llegada al gobierno del presidente Rafael Correa. Si la visión futura debe materializarse desde ya en el presente, las políticas que se van diseñando deben responder a esas necesidades o injusticias que imposibilitan el buen vivir. El camino hacía ese republicanismo clásico que la constitución del 2008 plantea, en el fondo, debe ir lográndose poco a poco y como comenta René, el socialismo de mercado es el camino, eso sí, redistribuyendo los medios de producción, volviendo más progresivo el sistema tributario y controlando al mercado mientras que garantizamos el reconocimiento a los diversos sentimientos nacionales o identitarios que nuestra sociedad tiene. Muchos puntos para un gobierno que ha nacido del pueblo, y uno a uno parece que se van logrando.

El elemento vital en este camino es la famosa refundación del estado, única garantía posible de distribución de justicia social y económica. La última intención mostrada por el presidente parece responder a la necesidad de renovar uno de los últimos resquicios de ese corporativismo que ha dominado todo el sistema político ecuatoriano durante el siglo XX, tal y como afirman Rafael Quintero y Erika Sylvia. El fondo de la propuesta de referéndum de Correa no se pone en tela de juicio, veremos que dice la Corte Constitucional acerca de la forma.

El propio Ricardo Patiño muestra la importancia de volver a enarbolar lo público como espacio privilegiado donde el estado debe jugar un papel decisor serio. “Hemos recuperado el rol del estado como la organización y la dirección de toda la sociedad. Los gremios ahora son consultados, pero no deciden. Durante la aplicación del neoliberalismo normalmente eran los intereses particulares, los grupos corporativos los que prevalecían, no era el estado el que decidía.” En términos políticos podemos decir que la actividad pública vuelve a estar regida por la virtud cívica, republicanismo en estado puro. Para concluir este punto podemos afirmar que las políticas públicas implementadas desde el gobierno revolucionario han tenido como principal objetivo desarticular las mediaciones oligárquicas e imperialistas del estado. El estado vuelve a ser de la ciudadanía y deja de ser de las corporaciones y los intereses particulares.

Cómo último punto a rescatar del proceso Ecuatoriano interesa mostrar la importancia de un liderazgo fuerte que permita aglutinar a las voluntades de la mayoría ciudadana en torno a un proyecto verdaderamente revolucionario y de izquierdas. Un hecho significativo del tipo de liderazgo que Correa presenta sucedió cuando, siendo ministro de finanzas, intento implementar una política soberanista respecto a los hidrocarburos y la explotación multinacional que el Ecuador estaba sufriendo. Cuando su presidente le bajó línea cediendo a las presiones de la oligarquía nacional no dudó en dimitir en su cargo sin apenas haberlo ostentado 5 meses. A partir de ahí la labor acumulativa fue atender al movimiento social que fue quién llegó a impulsar una candidatura electoral que acabo convenciendo tanto por la radicalidad y claridad de su discurso como por el agotamiento del sistema de partidos que apenas motivaba a unos ciudadanos adormecidos por la exclusión innata al neoliberalismo. Estrategia simple que ha resultado muy efectiva.

Desde el comienzo, las voces opositoras inciden en la opinión pública del Ecuador, lo que no deja de indicar que la democracia está viva. La revolución ciudadana ha triunfado y, salvando incluso la violencia del imperio, se ha mantenido bien bella gracias a la base popular del movimiento. Un proceso joven que disfruta de la vitalidad propia de los recién casados.

“Hasta hace poco en el Ecuador, llevar adelante nuestra revolución era imposible. Era un sueño que no se podía realizar; pero la fuerza de todo un pueblo rompió con los paradigmas, rompió con los imposibles; soñamos en grande y estamos realizando los cambios profundos, rápidos y en paz” Rafael Correa


No hay comentarios: